21/3/13

Más papistas que el Papa

La sorpresa inicial con la designación de Bergoglio como el papa Francisco, dejó boquiabierto al círculo gubernamental y, en particular, a la presidenta. Hubo “efecto dominó” y “efecto tortilla”. Después del saludo formal por carta de la Presidencia, Cristina empezó a preparar las valijas para viajar al Vaticano y después de encontrarse a solas con el Papa que le habló de “la Patria Grande”, el efecto dominó se extendió por todo el kirchnerismo... desde el controversial Guillermo Moreno, pasando por los dirigentes de La Cámpora, como el “Cuervo” Larroque y Mariano Recalde, el Movimiento Evita, Abal Medina, Jorge Capitanich y siguen las firmas… Pero también hubo “efecto tortilla”: esos son los que primero denunciaron el papel de Bergoglio en la dictadura militar, pero terminaron adulando al papa Francisco, encuadrándose con el viraje de Cristina. Entre ellos, Luis D’Elía y el propio jefe del bloque K en Diputados, Agustín Rossi, que días antes se había negado a hacer un cuarto intermedio en el recinto para ver el resultado del cónclave y terminó diciendo “viví un momento muy emotivo”. ¡Caraduras!

No hubo nota del periodista oficialista Verbistky, ni improperios del intelectual de Carta Abierta, Horacio González, que evitara lo inevitable: que el kirchnerismo cerrara filas detrás del “Papa peronista”.



Amigos son los amigos

La designación de Bergoglio como papa aglutinó también a la oposición patronal, que se manifestó exultante: desde las derechistas amigas de Bergoglio como Michetti y Carrió (con su nuevo aliado, Pino Solanas) hasta el “socialista” Binner.
Mauricio Macri, decretó asueto en las escuelas porteñas para poder ver la asunción del Papa. ¡Un atropello contra la educación pública laica! Toda la oposición, comandada por la “corpo” de Clarín, y viendo que el gobierno le arrebataba las banderas derechistas vaticanas, salió a denunciar que Bergoglio no había sido recibido por la Casa Rosada mientras era arzobispo; que el cardenal y el gobierno vivían enfrentados; que ahora todos los kirchneristas se daban vuelta. ¡Un concurso por ver quién era más amigo de Bergoglio de la primera hora!
Pero Macri, Michetti, Carrió y Cristina tienen un acuerdo fundamental con el papa Francisco: todos están contra el derecho al aborto. Este gran “frente único clerical” que nuclea al gobierno y a la oposición patronal, no hace más que fortalecer a una institución reaccionaria, oscurantista, homofóbica, encubridora de pedófilos y profundamente misógina.

Anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir

A quienes luchamos por los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTB, la noticia nos cayó como un balde de agua fría. Quien ha sido elegido Papa es el mismo que, siendo arzobispo de Buenos Aires dijo que la aprobación del matrimonio igualitario era “una guerra santa contra Dios”. Es el mismo que puso obstáculos a que se cumpliera el tratamiento del aborto no punible y es un férreo opositor a la legalización del aborto. La “opción por los pobres” de Bergoglio, está claro que no incluye a las mujeres que mueren por abortos clandestinos que en su mayoría son jóvenes y pobres.
Las mujeres y la comunidad LGTB no tenemos nada bueno que esperar de esta Santa Alianza. En diez años de gobiernos kirchneristas, el oficialismo se negó a legalizar el aborto, aun cuando contó con mayoría parlamentaria y no hizo falta que hubiera Papa argentino para que Cristina le prometiera al Vaticano (¡mucho antes!) que este derecho no iba a avanzar en el Congreso.
A la unidad de los “papistas” de la primera hora, tenemos que contraponer la unidad de las mujeres, las agrupaciones sociales y políticas, los centros de estudiantes, las comisiones internas y luchadores sindicales, las organizaciones feministas y de Derechos Humanos, de nuestros compañeros, de todas y todos los que luchamos por anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir, de quienes defendemos el derecho de las mujeres a decidir y no queremos ver ni una mujer muerta más por las consecuencias del aborto clandestino.

(co-autoría con María Chaves)

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