25/7/13

Quienes más sufrieron con lo viejo más luchan por lo nuevo

Entrevistamos a Andrea D’Atri, fundadora de Pan y Rosas y candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires.
¿Qué se propone Pan y Rosas?
Se propone desarrollar la organización de las mujeres trabajadoras, amas de casa y estudiantes, poniendo en pie un amplio movimiento de mujeres en lucha en las calles, organizado en los lugares de trabajo, en los barrios, en los colegios y las universidades. Luchamos por el derecho al aborto, contra toda forma de violencia hacia las mujeres, contra las redes de trata, por los derechos de las mujeres trabajadoras… Pero nuestra lucha no se limita a “la ampliación de derechos”.

¿Qué quiere decir esto?
Fijate lo que está pasando con el retroceso del derecho al aborto en el Estado Español, en medio de la crisis. ¡Los derechos avanzan y retroceden según la relación de fuerzas más general! Por eso, la clave es prepararse para triunfar, barrer con los capitalistas y empezar la edificación de una sociedad liberada de las cadenas de la explotación y la opresión. Porque, como escribía Lenin, “la igualdad ante la ley no es aún la igualdad ante la vida.” Y nosotras luchamos por la igualdad ante la vida, por eso, luchamos por el socialismo.

En el último año, surgieron más comisiones de mujeres en fábricas, gremios, agrupaciones sindicales, impulsadas por Pan y Rosas…
Sí. Conversando con compañeras nuevas de la universidad, decía que si nos entusiasmaba esto es porque no vemos, en las mujeres trabajadoras, sólo un objeto de explotación, una víctima de la violencia y de los mayores agravios, sino porque las consideramos sujetos de emancipación. ¡Sobran ejemplos en la historia! Fijate que fueron las mujeres más pobres de París las que encabezaron la gran Revolución Francesa de 1789; fueron las obreras textiles de San Petersburgo las que, en 1917, marcharon al grito de Pan, Paz y Abajo el Zar, dando lugar a la Revolución Rusa.

Y hay síntomas de que las mujeres volverán a ocupar un puesto destacado en las luchas por venir…
¡Claro! En los últimos dos años, vimos a las mujeres egipcias en las manifestaciones de Plaza Tahrir, reclamando por sus derechos. Es la perspectiva que tenemos por delante y no tan lejana, con los cambios que atraviesa la lucha de clases a nivel mundial y, en particular, en Sudamérica. No hay duda de que, en escenarios potencialmente más convulsivos, las mujeres tendremos un lugar protagónico, porque, como decía Trotsky, “Quienes luchan con más energía y persistencia por lo nuevo son quienes más han sufrido con lo viejo”.

¿Y cómo se expresa esto en la campaña electoral?
Queremos poner en la agenda política nacional todas las demandas obreras y populares, incluyendo las de las mujeres. La participación en las elecciones y la eventual obtención de bancas en el Congreso tienen el fin de impulsar la movilización que, como sabemos, es la única manera de obtener verdaderos triunfos. Por eso, la agitación de nuestras ideas y nuestro programa por los derechos de las mujeres va de la mano con avanzar en la organización de un gran movimiento de lucha, agrupando más trabajadoras y jóvenes en las principales empresas, gremios, colegios o facultades. Y junto a la campaña electoral, participamos en las luchas que ya enfrentan los ataques de hoy y que anticipan lo que se puede extender más aún después de las elecciones, como el caso de las obreras de Kromberg.

El derecho al aborto es uno de los perfiles de la campaña…
Sí, tanto el PTS como los frentes en los que participamos en las elecciones y, en este caso, el Frente de Izquierda, siempre levantamos con especial énfasis la lucha por el derecho al aborto en la campaña. Incluso cuando nadie se animaba a hacerlo, cuando era un tema tabú en la época menemista. Por eso, además de los afiches y los spots de campaña, nos proponemos preparar una gran movilización por el derecho al aborto para el 28 de setiembre, cuando se conmemora el día de lucha por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe.



Este año, Pan y Rosas cumple una década de existencia
El 19 y 20 de diciembre de 2001, las movilizaciones sacudieron al país, mientras se tomaban fábricas, surgían asambleas vecinales y se organizaban movimientos de desocupados. Aunque Pan y Rosas se formó recién a mediados del 2003, empezó a gestarse al calor de estos procesos. En la fábrica Brukman bajo control de las obreras, nos conocimos las mujeres del PTS, de agrupaciones feministas e independientes que después conformamos Pan y Rosas. Éramos no más de diez, que veíamos que casi ninguna organización de mujeres planteaba que la lucha contra el patriarcado estaba indisolublemente ligada a la lucha contra el capitalismo. Y nosotras estábamos convencidas de que hacía falta una voz que denunciara las miserias a las que el capitalismo somete doblemente a las mujeres y que se propusiera organizar a las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. 
Finalmente, a mediados del 2003, durante los preparativos del XVIII Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, un grupo de viejas activistas por el derecho al aborto convocaron a todas las feministas, grupos y partidos de izquierda a organizarse para enfrentar el ataque de la Iglesia. Allí, con esta decena de compañeras, acordamos participar juntas del Encuentro de Rosario. Y, al regreso, con cerca de treinta compañeras, fundamos la agrupación. Hoy, somos un millar de mujeres en todo el país, estudiantes, trabajadoras y amas de casa. Y además, están nuestras compañeras de Pan y Rosas de Chile, Brasil, México y el Estado Español.

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