Organizar a las mujeres, aunque el gobierno lo prohibía
Bajo el régimen imperial, en Alemania, las mujeres, los estudiantes y los aprendices de oficios tenían prohibido adherir a organizaciones políticas y asistir a reuniones donde se discutiera de política. Recién en 1902, esta ley fue reformada: a partir de entonces, las mujeres tuvieron derecho a la actividad política, pero siempre y cuando la ejercieran separadas de los hombres. Por esta razón, el Partido Socialdemócrata Alemán impulsó la formación de su sección femenina que, con Clara Zetkin a la cabeza, organizó las Conferencias Internacionales de Mujeres Socialistas, reuniendo a centenares de delegadas de toda Europa. Sin embargo, la prohibición legal no parece haber sido la única razón para la organización de las mujeres socialistas: el Ministerio del Interior, que espiaba a los revolucionarios, señalaba en uno de sus informes secretos que los hombres socialistas ¡oponían una “resistencia pasiva” a la participación de las mujeres en el partido!
Por los derechos de las mujeres trabajadoras
Clara Zetkin denunció la situación de opresión de la mujer trabajadora en el capitalismo, luchó por todos los derechos de las mujeres trabajadoras empezando por el derecho a igual salario por igual trabajo. También combatió contra todas las restricciones que impedían a las mujeres hacer política; denunció la hipocresía del matrimonio burgués y abogó por el derecho de la mujer “a disponer de sí misma”. Estuvo a favor de la libre decisión de las mujeres sobre el aborto y la anticoncepción, a lo que se oponían algunos dirigentes del Partido Socialdemócrata Alemán, y de la educación laica y mixta. Luchó por el derecho al voto, al igual que otras mujeres feministas burguesas, con quienes siempre sostuvo que había que “luchar juntas, marchar separadas” y logró que la socialdemocracia alemana fuera el primer partido político europeo que incluyera este derecho en su programa. Fue Clara Zetkin quien propuso que el 8 de marzo se conmemorara el Día Internacional de las Mujeres.
Junto a Rosa Luxemburgo, Lenin y Trotsky contra la traición de la socialdemocracia
Cuando los diputados socialdemócratas aprobaron, en el parlamento, los créditos de guerra que llevarían a la carnicería de la Iº Guerra Mundial, Clara Zetkin junto a su amiga, la revolucionaria Rosa Luxemburgo, y otros dirigentes del ala izquierda enfrentaron esta traición de la dirección del partido. Tanto Clara Zetkin como Rosa Luxemburgo sufren cárcel y exilio durante la guerra, por defender posiciones antibelicistas. Esto las lleva a unirse a Lenin, Trotsky y otros dirigentes socialdemócratas de distintos países que comparten el rechazo a este rumbo que había tomado la mayoría de la socialdemocracia y abogan por la formación de una nueva organización internacional, la Internacional Comunista.
Las Tesis para la propaganda entre las mujeres
Prontamente, entabla una amistad con Lenin, quien le encarga la elaboración de unas tesis para el trabajo político entre las mujeres que serán refrendadas en el IIIº Congreso de la Internacional Comunista. Allí, Clara señalaba que había que “admitir a las mujeres como miembros con idénticos deberes y derechos que el resto de los miembros en el partido y en todas las organizaciones proletarias (sindicatos, cooperativas, consejos de fábrica, etc.)”, como también “combatir los prejuicios relativos a las mujeres en las masas del proletariado masculino, fortaleciendo en el espíritu de los obreros y las obreras la idea de la solidaridad de intereses de los proletarios de ambos sexos.” Estaba convencida de que el principio fundamental del trabajo político entre las mujeres debía ser la “agitación y propaganda por medio de los hechos”. Con esto se refería a la “acción para despertar la iniciativa de la obrera, para destruir su falta de confianza en sus propias fuerzas y, movilizándolas en el trabajo práctico en el dominio de la organización y de la lucha, para enseñarle a comprender por medio de la realidad que toda conquista del Partido Comunista, toda acción contra la explotación capitalista, es un progreso que alivia la situación de la mujer.”
Clara Zetkin murió en Rusia, en 1933. Pero quedó inmortalizada para la historia de la clase obrera mundial como la revolucionaria que siempre luchó por los derechos y la organización de las trabajadoras y de las mujeres socialistas.
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