16/11/06

PCR-PO/ Sigue el debate sobre los Encuentros Nacionales de Mujeres

En una amalgama de mentiras y disparates, el PCR –en su periódico– y el PO –en el portal de Indymedia– atacan a Pan y Rosas y al PTS después de tres semanas de finalizado el XXI Encuentro de Mujeres en Jujuy.
Pan y Rosas es una agrupación conformada por mujeres del PTS y otras compañeras independientes que compartimos la perspectiva de que “sólo la revolución social, que acabe con este sistema de explotación, puede sentar las bases para la emancipación de las mujeres.”1 De aquí nuestro planteo –que nos enfrenta abiertamente a las agrupaciones kirchneristas– que es necesario poner en pie un gran movimiento de lucha por nuestros derechos, independiente del Estado, del gobierno y de los partidos patronales, encabezado por las mujeres trabajadoras y de los sectores populares.
Pero el PCR recurre a la vieja artimaña de acusar a los demás de sus propios “pecados”. ¿Ser útiles al gobierno de Kirchner? Su defensa a capa y espada de las Comisiones Organizadoras de los Encuentros es irritante, cuando la mayoría de las mujeres se van cada vez más enojadas por la intromisión beligerante de la Iglesia que, en muchas ocasiones, es permitida por las coordinadoras.
En el XVI Encuentro realizado en La Plata, habían consensuado con el gobierno de Ruckauf y con la Iglesia que desaparecieran del temario los talleres sobre aborto. En el XVII Encuentro en Salta, permitieron la participación de funcionarias del gobierno de Romero. Al año siguiente, en Rosario, mientras por primera vez hicimos una asamblea y votamos a mano alzada un plan de lucha nacional por el derecho al aborto, el PCR recorría los talleres con desesperación pidiendo que no se rompa “el espíritu del Encuentro”…
En Jujuy, la cosa fue más allá: “Para reducir la tensión expresada por la Iglesia en otras ocasiones, las organizadoras del ENM se entrevistaron con el Obispo de la Diócesis de Jujuy, Marcelo Palentini. En la reunión explicaron las características del encuentro, la diversidad temática de los talleres y le transmitieron –por su intermedio- una invitación a las mujeres católicas para que se sumen al debate.”2 Y mientras las mujeres viajábamos miles de kilómetros convencidas de que el Encuentro tendría como eje casi excluyente la lucha por la libertad de Romina Tejerina, la Comisión Organizadora decidía “evitar posicionamientos claros previos, para no generar diferencias que puedan producir ruidos internos.”3 El PCR se pregunta a quién le sirve la política de Pan y Rosas.
Nosotras, en cambio, no nos preguntamos a quién le sirve la política del PCR: está más que claro que, como siempre, intentando “no ofender” a algún curita bueno, un militar patriótico o un burgués progresista, el PCR es capaz de confrontar no sólo con la izquierda sino con miles de mujeres que tienen la expectativa de coordinar un plan de lucha nacional por nuestros derechos.
Para PO, por otra parte, su sola presencia autoproclamatoria bastaría para darle un carácter izquierdista a marchas, encuentros, etc. Por eso, antes que pelear por darle al movimiento de mujeres un carácter activo y de lucha, en las calles, junto a las trabajadoras, el PO pretende sustituirlo con su propio aparato militante y mirar para otro lado, mientras el kirchnerismo y sus aliados avanzan con su política de cooptación y pasivización.
Por nuestra parte, llamamos permanentemente a los partidos de izquierda a levantar en común esta perspectiva de clase, independiente del régimen y los partidos patronales. Pero el PO, no sólo se niega sistemáticamente a organizar cualquier polo de izquierda que signifique una alternativa a la centroizquierda y otras variantes del régimen, sino que ha privilegiado permanentemente su acercamiento con el PCR.
Creemos necesario revisar qué significa la autonomía de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Si sectores del gobierno, la Iglesia y los partidos patronales participan de las comisiones organizadoras, ¿de qué autonomía estamos hablando? Mientras tanto, bajo el supuesto “espíritu” de consenso, la opinión de miles de mujeres (incluso, en su inmensa mayoría, católicas) que se pronuncian por el derecho al aborto, tiene el mismo valor que la opinión antagónica de un puñado de militantes del Opus Dei que llegan con escribanos y patotas para impedir el debate. Mientras las instituciones que las mujeres enfrentamos en la lucha por nuestros derechos formen parte de los Encuentros, Pan y Rosas seguirá denunciando su injerencia y peleando por la perspectiva de construir un gran movimiento de lucha, con total independencia del gobierno y los partidos patronales.

1 Manifiesto de Pan y Rosas, 2004
2 Artemisa Noticias
3 Íd.

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