Como desde hace 19 años, se realizó el Encuentro Nacional de Mujeres, esta vez en la ciudad de Mendoza. Una gran campaña reaccionaria de la Iglesia Católica, amenazas, estafas con los micros de algunas delegaciones que quedaron de a pie, propaganda del gobierno sobre el récord turístico alcanzado en ese fin de semana y un debate muy pobre en relación a experiencias anteriores, marcaron estos tres días en los que, a pesar de todo, les hicimos el Encuentro… y nos pronunciamos por la libertad de las/os presas/os políticas/os.
Como sucede todos los años, las organizadoras dan una cifra de asistentes, los medios dicen otras y las agrupaciones políticas señalan otros números diferentes. Pero lo cierto es que, repartidas en cientos de talleres con más de 50 temáticas, hubo unas 6.000 mujeres en Mendoza, y los temas que concentraron mayor interés fueron anticoncepción y aborto, trabajo y sindicatos, entre otros. A diferencia de los años anteriores, el acto de apertura se caracterizó por la falta de interés de las asistentes; incluso, muchas delegaciones llegaron tarde y otras no participaron porque aprovecharon el buen tiempo para hacer turismo.
Como era de preverse, este año las corrientes piqueteras no ocuparon el centro de la escena como en los Encuentros anteriores. Red de Mujeres Solidarias (Barrios de Pie), CCC y Polo Obrero participaron con delegaciones mucho más pequeñas y deslucidas que los últimos años e incluso, se las vio mucho más el día domingo que durante la jornada inicial.
Los que sí tuvieron protagonismo fueron los carteles y las pintadas con que la Iglesia nos recibió en Mendoza, con insultos, provocaciones y slogans oscurantistas que, en la mayoría de los casos, eran firmados por una brigada fascista autodenominada Quinta Columna.
Luego en los talleres, las enviadas de la Iglesia intentaron, por todos los medios, obturar el debate sobre aborto y anticoncepción, incluso cerrando la discusión con abogados y escribanas que intimaron a las presentes, acusándolas de hacer apología del delito. Uno de los micros que provenía de Buenos Aires sufrió un atentado con una bomba incendiaria y algunas mujeres recibieron insultos y golpes de parte de mujeres y varones fundamentalistas, inclusive durante la lectura de las conclusiones en el cierre del lunes a la mañana.
Para luchar por nuestros derechos, ni una sola presa política
Lo que fue distintivo de este Encuentro fueron las declaraciones desgarradoras de las mujeres de Caleta Olivia que contaban, taller por taller, en qué situación se encuentran las mujeres allí detenidas. La bronca que generaba su testimonio hizo que, en muchos talleres, las mujeres se pronunciaran inmediatamente por la libertad de todos y todas las presas políticas y el desprocesamiento de los más de 4.000 luchadores sociales.
Sin embargo, en algunos sectores, este justo reclamo encontró obstáculos para expresarse y fue motivo de acaloradas discusiones.
Tanto las compañeras obreras del PTS que participaron en los debates, como las integrantes de la agrupación Pan y Rosas, plantearon insistentemente la necesidad de luchar por la libertad de los y las presas políticas, de marchar en Buenos Aires el próximo sábado 15 de octubre y de pronunciarse contra la política represiva que Kirchner impone, congraciándose con la mano dura que reclama el empresario Blumberg.
Por esa razón, no sólo fue un motivo de discusión en los talleres, sino que fue la consigna central tras la cual nos movilizamos el domingo por la tarde, diferenciándonos por nuestra bandera que señalaba: Contra la política represiva de Kirchner, libertad a las/os presas/os políticas/os.
Un final deslucido y confuso
En el acto de cierre, se proclamó a Mar del Plata como la próxima sede del Encuentro. Después de unas encendidas palabras de la compañera marplatense del Centro de Ayuda a la Mujer Maltratada, que destacó la lucha de las obreras del pescado de su ciudad y la impunidad que aún recubre los innumerables casos de femicidio, la confusión empezó a generalizarse.
Varones católicos ingresaron a la plaza, en actitud abiertamente provocadora. Algunos grupos los enfrentaron, hubo golpes, otras mujeres se retiraron y, desde el escenario, anunciaron que debía cortarse el sonido porque se preveía lluvia. En realidad, la comisión organizadora no quiso hacer lo que estaba planteado desde el primer día: llamar a las mujeres a repudiar la actitud de la Iglesia y exigir que se retiraran del Encuentro. Para convivir o que no se notaran los enfrentamientos, nos dejaron sin sonido durante un largo rato intentando solucionar las asperezas. Cuando las provocadoras se retiraron, entonces parece que el clima se recompuso porque volvió el equipo de sonido… lástima que ya no quedaban más que algunas pocas decenas de mujeres en la plaza que no prestaron atención a la lectura de las conclusiones. Nuevamente subimos a los micros… muchas, agotadas de estas jornadas extenuantes, pero a diferencia de años anteriores, con un pronunciado sabor amargo. El Encuentro, por primera vez en 19 años, no se pronunció claramente contra un gobierno que nos mantiene en la desocupación, la miseria, sigue pagando religiosamente la deuda externa y además, tiene el patético mérito de contar con la mayor cantidad de presos políticos de las últimas décadas, todos presos por luchar justamente por trabajo genuino y enfrentar las medidas reaccionarias como el Código Contravencional de la ciudad de Buenos Aires.
Desde ahora mismo, debemos comenzar a organizarnos para enfrentar este régimen de mano dura que tiene como rehenes del Estado a muchas de nuestras hermanas de lucha. Mar del Plata nos espera en agosto de 2005… pero ellas nos necesitan AHORA.
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