28/8/03

Independencia del Estado y los partidos patronales para luchar por nuestros derechos

El Encuentro en Rosario contó con la participación de casi 10.000 mujeres de todo el país. Piqueteras, obreras de fábricas recuperadas, militantes sindicales y políticas, jóvenes estudiantes y activistas, feministas, lesbianas, artistas y profesionales nos encontramos para debatir sobre la pobreza, la desocupación, los sindicatos, la educación, la vivienda, la burocracia sindical, los derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos y, fundamentalmente, el derecho al aborto. La Iglesia había preparado un furibundo ataque para que no debatiéramos sobre los métodos anticonceptivos y el aborto. Con argumentos oscurantistas y retrógrados, las fundamentalistas católicas produjeron un efecto inverso al que buscaban: la discusión fue tapa de los diarios y cruzó todo el Encuentro.

Un paso adelante en la lucha por el derecho al aborto

Por iniciativa de las mujeres de la Asamblea por el Derecho al Aborto se realizó una asamblea nacional por fuera de la programación. Con la presencia de casi todos los grupos feministas del país, la obrera Celia Martínez de Brukman, mujeres piqueteras de Barrios de Pie y el Polo Obrero, trabajadoras estatales y una numerosa delegación de jóvenes, las compañeras del PTS asistimos a la asamblea que reunió a más de 300 mujeres que votamos un plan de lucha nacional, a pesar de quienes estuvieron ahí queriendo “canalizar” nuestras demandas en los despachos del Parlamento.
El plan de lucha incluyó un escrache a la Iglesia durante la marcha del día domingo por el centro de Rosario. También se decidió convocar a una marcha nacional por el derecho al aborto libre y gratuito para el viernes 26 de setiembre. Por otra parte, para darle continuidad al debate sin la injerencia de los sectores fundamentalistas de por medio, se decidió realizar un Encuentro Nacional por el Derecho al Aborto en la primera semana de diciembre.
Es la primera vez que en un Encuentro Nacional de Mujeres se toman resoluciones para seguir la lucha cuando cada una de nosotras vuelve a su ciudad. Las mujeres supimos buscar las formas y las metodologías más adecuadas a las necesidades de nuestra lucha, reuniéndonos en asamblea y votando, marcando probablemente, el inicio de un movimiento nacional de mujeres por el derecho al aborto que acaba de ponerse de pie.

La bandera violeta que se plantó frente a la Catedral

La enorme bandera violeta que rezaba “Por el derecho al aborto libre y gratuito” fue un referente para las más de 1500 mujeres que decidieron manifestar su descontento con la Iglesia. “Sí, señoras; sí, señores, prohíben el aborto los curas abusadores” entonábamos mientras nos acomodábamos en la gran columna de más de 10.000 mujeres que se aprestaban para marchar por las calles de Rosario. “Atención, atención, que son la misma cosa, cura, milico y patrón” se oyó bien fuerte cuando pasamos frente a los edificios que custodiaba la policía, como la Bolsa de Comercio. También demostramos nuestra solidaridad con Claudia Sosa y Romina Tejerina, reclamando libertad. Pero el grito se hacía uno solo y era aplaudido por numerosas mujeres y algunos varones desde los balcones, cuando exigíamos: “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.”
Finalmente, cumpliendo con la votación de la asamblea, cuando pasamos cerca del Arzobispado y percibimos que la cabecera de la marcha no estaba dispuesta a escrachar a la Iglesia, nos desviamos del recorrido. Allí, la bandera violeta se puso al frente de un escrache que se prolongó hasta las escalinatas de la Catedral. “Iglesia, basura, vos sos la dictadura” sirvió para denunciar la hipocresía de los que nos hablan de la vida, pero fueron y son cómplices del terrorismo de Estado y los gobiernos de turno.

No nos encontramos en Mendoza... ¡nos vemos antes!

Como siempre, las organizadoras y el PCR-CCC nos despidieron hasta el próximo año, en el XIXº Encuentro que se realizará en Mendoza. Sin embargo, de vuelta en nuestras ciudades, las mujeres que participamos del Encuentro tenemos la tarea de impulsar una gran movilización por el derecho al aborto para el 26 de setiembre, sumando a más mujeres obreras, más luchadoras por los derechos humanos, más jóvenes estudiantes, más grupos feministas, etc.
Con la experiencia de las feministas de las generaciones anteriores, con la audacia de las estudiantes y activistas jóvenes y con la fuerza y el coraje de las mujeres que no sólo tiraron las vallas de la propiedad privada de las fábricas y de la represión policial, sino también las vallas de la ideología patriarcal, un poderoso movimiento por el derecho al aborto se preanuncia en las calles. Sólo con un movimiento independiente del Estado, el régimen, el gobierno y los partidos patronales, podremos aumentar nuestras propias fuerzas para enfrentar a los sectores reaccionarios y conquistar nuestros derechos.
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La izquierda y el movimiento de mujeres

PCR-CCC: durmiendo con el enemigo
El PCR-CCC, con una delegación bastante menor a las de los últimos años, no cejó sin embargo en cumplir su papel de “mediador” entre la Iglesia y las mujeres “rebeldes”. Dialogando con el gobierno nacional, se fueron olvidando del “Argentinazo” y de tanto preocuparse porque los Encuentros fueran “democráticos” y “participativos” no dudaron en dejar participar ¡a la Iglesia! Las feministas ya denunciaron su papel en el XVIº Encuentro de La Plata, donde borraron el derecho al aborto del listado de talleres. En Salta, al año siguiente, junto a las funcionarias del gobierno menemista de Romero, nos pasearon por calles oscuras y periféricas de la ciudad, para evitar que pasemos frente a la iglesia. La lucha contra el hambre y la desocupación, para el PCR-CCC, se contrapone a la lucha por los derechos sexuales y reproductivos. ¿Será porque en la primera, el PCR-CCC integra el gran “frente patriótico” junto con la Iglesia y el gobierno que “garantizan” la beneficencia de los planes y en la segunda, las mujeres trabajadoras, las jóvenes estudiantes y las mujeres de los sectores populares estamos solas y debemos confiar en nuestras propias fuerzas para la lucha enfrentando a la Iglesia, el régimen, el gobierno y los partidos patronales?

Po: a cada santo una vela
Apenas llegadas del Encuentro, el Po publicaba con entusiasmo: “En el tramo final, una parte de la marcha se desprendió de la columna y realizó un escrache al Arzobispado, cuna de abusadores de menores. Previamente, tres sesiones de debate lograron imponerle a grupitos de militantes de la Iglesia, la consigna de despenalización del aborto y una marcha el 28 de setiembre”. Una semana después, sin embargo, atacaron a las mujeres de la asamblea por el derecho al aborto que habían propuesto este escrache como parte de un plan de lucha más amplio, con las siguientes palabras: “la decisión de querer sacar la votación fuera de los talleres es un primer intento de boicotear un método aprobado en la ANT.” (¡!)
De las mujeres de la ANT que estuvieron en esa asamblea, sólo las de la CUBa participaron luego del escrache al Arzobispado. En una decisión que extrañó también a su propia candidata a Vicejefa de Gobierno, María Rachid, el Polo Obrero evitó el escrache. Al punto que María, acompañada por las chicas de La Fulana, marchó a la Catedral junto a otras 1500 mujeres, pero abandonada por el Po. Para Po, haciendo gala de su habitual sectarismo, quien no sigue al pie de la letra los dictámenes de Altamira, es lo mismo que un enemigo. En su último periódico, en una discusión forzada, intentan mostrar que las mujeres independientes que impulsaron esa asamblea por el derecho al aborto no quieren enfrentarse al gobierno y lo hacen “escondiéndose” en diatribas contra la Iglesia, mientras las mujeres del Polo fueron las únicas que reclamaron el derecho al aborto como corresponde, gritando “¡Fuera Reutemann!”
¿No hubiera sido mejor que sus militantes convencieran a las mujeres independientes de que la única perspectiva para una lucha seria y consecuente es la organización de las trabajadoras y las mujeres desocupadas en un movimiento político independiente del Estado y de los partidos patronales? Lo cierto es que su figura, María Rachid, permaneció callada durante el debate. De todos modos, según parece, las mujeres del Po parece que no necesitan convencer a otras miles de mujeres de sus perspectivas porque según escriben en su prensa “la lucha por garantizar la educación sexual en las escuelas, el reparto gratuito de los anticonceptivos y el derecho al aborto, y su despenalización, debe darse en el marco de la Asamblea Nacional de Trabajadores”.(sic).

MST: ausente sin aviso
Del MST no puede decirse mucho. Además de un volante que repartieron los militantes rosarinos en el acto de apertura, mostrando sus candidatos (¡todos varones, además!) para las elecciones en Santa Fe, nada más se supo de las huestes de Vilma. Parece que la febril campaña electoral no les permite asumir ninguna otra responsabilidad en las luchas que las mujeres estamos dispuestas a llevar adelante.

PTS: Derecho al pan... ¡pero también a las rosas!
El PTS participó con una delegación de compañeras de Buenos Aires, Rosario, La Plata, Córdoba, Mendoza y Neuquén. Junto a otras compañeras independientes decidimos confeccionar la bandera violeta por el derecho al aborto libre y gratuito que fue tapa del diario Página 12.
Juntas, también, repartimos una declaración que firmamos junto al MTD de Neuquén, la Comisión directiva de ATEN Capital y a la que adhirieron la obrera Celia Martínez, el Colectivo Feminista “La Revuelta”, la Comisión por el Derecho al Aborto, la Comisión de Mujeres de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), el Ce.Pro.D.H. y otras en la que, entre otras cosas, se planteaba “apoyo a las fábricas recuperadas, ante cualquier intento de desalojo y colaboración con el fondo de huelga de las obreras de Brukman, para que esta lucha de heroicas mujeres no sea quebrada por hambre.” También, que la lucha contra la desocupación debía basarse en el reclamo por “Trabajo genuino para todas/os. Reparto igualitario de las horas de trabajo entre ocupadas/os y desocupadas/os con el mismo salario.”
Además de participar de la asamblea por el derecho al aborto y haber estado en los escraches al Arzobispado y la Catedral, juntas discutimos en los talleres planteando la necesidad de organizarnos políticamente y de manera independiente del Estado y los partidos patronales para dar una salida de clase a todos los problemas que nos afectan a las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. La declaración que llevamos terminaba con una frase que también inscribimos en una de las banderas que destacaron las periodistas de los diarios locales: “No pedimos, ¡exigimos! nuestro derecho al pan... pero también a las rosas.”

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