28/8/03

Sobre el uso de expresiones vulgares en las publicaciones obreras

Francamente quedé sorprendida al ver la tapa de LVO Nº 124, dado que no suele ser el estilo habitual de la publicación. La expresión “Progresismo, las p...” con la que se titula la entrevista de Kirchner con Bush, no me parece adecuada para un periódico obrero revolucionario.
Tanto Trotsky como Lenin criticaban a quienes usaban expresiones vulgares en las publicaciones obreras. En más de una ocasión, Lenin planteó la necesidad de que el periódico fuera un instrumento que ayudara a elevar el nivel cultural de la clase, ¡con decir que hasta propugnó la idea de que tuviera una sección especial destinada a la crítica cultural y literaria! Señaló que “es precisamente un deber del diario elevar el nivel de sus lectores” y también aclaró que el periódico “debe colocarse al nivel de los obreros avanzados, no sólo no debe rebajar su nivel artificialmente, sino que por el contrario, debe elevarlo en forma constante.” (Lenin, 1902).
Trotsky, en un artículo que escribió cuando ya habían pasado seis años de la revolución de Octubre, consideraba que “El lenguaje insultante y los juramentos constituyen un legado de la esclavitud, de la humillación y falta de respeto por la dignidad humana, tanto la propia como la de los demás.”1y analizando minuciosamente el uso de malas palabras en la Rusia zarista señalaba que “El lenguaje blasfemo en nuestras clases socialmente inferiores era el resultado de la desesperación, la amargura y, sobre todo, de la esclavitud sin esperanza ni evasión. El de nuestras clases altas, el lenguaje que salía de las gargantas de la aristocracia y de los funcionarios, era el resultado del régimen clasista, del orgullo de los propietarios de esclavos y del poder inconmovible.”
Pero avanza un paso más en su análisis y señala la relación que existe entre el lenguaje soez, el mal trato y la opresión de vastos sectores de la sociedad. “Pese a la crueldad ocasional y a la sanguinaria inexorabilidad de sus métodos, la revolución se caracteriza inicialmente y sobre todo por un creciente respeto a la dignidad del individuo y por un interés cada vez mayor por los débiles. Una revolución no es digna de llamarse tal si con todo el poder y todos los medios de que dispone no es capaz de ayudar a la mujer -doble o triplemente esclavizada, como lo fue en el pasado- a salir a flote y avanzar por el camino del progreso social e individual. Una revolución no es digna de llamarse tal si no prodiga el mayor cuidado posible a los niños, la futura generación para cuyo beneficio se llevó a cabo la revolución.”
En base a esta última reflexión de Trotsky, quisiera volver sobre la frase de la tapa de LVO, específicamente, ¿qué significación encierra particularmente esta expresión vulgar?
La frase es lisa y llanamente una expresión de contenido sexual, utilizada mayormente por varones, con un tono levemente agresivo.
Como sucede con muchas otras expresiones, el acostumbramiento y la extensión de su uso “borran” el verdadero contenido que expresan, vinculado con la opresión de las mujeres, los homosexuales, los negros, etc. Por ejemplo, lo mismo sucede cuando se insulta a la policía o a los políticos burgueses llamándolos “hijos de...”. Justamente, el hecho mismo de que la gente se acostumbre a estos insultos sin que le parezcan despreciables es una expresión más de lo “naturalizada” que aparece la opresión en este sistema.
Trotsky sostenía que había una relación entre el uso de un lenguaje procaz y el trato discriminatorio hacia las mujeres, incluso entre las mismas filas de los revolucionarios concientes: “Por regla general -que por supuesto admite sus excepciones- los hombres que comúnmente emplean un lenguaje desenfrenado, desprecian a las mujeres y les prestan poca atención. Esto no se aplica tan sólo a las masas incultas, sino también a los elementos avanzados y aun a los llamados “responsables” del actual orden social.”
Ahora bien, es cierto que no se puede pretender cambiar el habla de todo un pueblo por medio de la iniciativa individual y voluntaria, sin que cambie el sistema social de explotación y opresión. Sin embargo, los marxistas revolucionarios, que somos concientes de esta situación, sí podemos ¡y debemos! tener el cuidado de expresarnos con un lenguaje que excluya los insultos, la chabacanería y las expresiones discriminatorias.

1 Todas las citas de Trotsky son de “Problemas de la vida cotidiana”, de 1923.

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