
Pasadas las primeras horas de desconcierto, la Red Lésbica Catrachas, empezaba a emitir informes en video, desde Honduras. En Argentina, se pronunciaba la Red de Periodistas por una Comunicación No Sexista y, por su parte, la Marcha Mundial de Mujeres junto con la Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía expresaban “¡Nosotras somos todas Honduras, estamos en resistencia!”
Cerca del pueblo catracho, las feministas nicaragüenses deploraban el golpe y las salvadoreñas tomaban la Catedral que fue un símbolo de las protestas en los años ‘80, en solidaridad con las hermanas hondureñas. Al rato, a través de la Red Informativa de Mujeres de Argentina, se juntaban firmas repudiando el golpe, porque “llevamos en nuestra memoria las marcas de nefastas dictaduras que desaparecieron, secuestraron y encarcelaron a miles de personas. Muchos de estos hechos no sólo continúan aún hoy impunes, sino que inclusive se mantienen los aparatos que reprimen y criminalizan la protesta social.”
“Las palabras se encuentran en algún lugar lejano entre mi cerebro y mi pecho”

Habiendo pasado una semana del golpe, el ejército reprimió a los manifestantes que se acercaron al aeropuerto de Toncontín para esperar el regreso del depuesto presidente Zelaya. La represión del ejército y la policía, junto a francotiradores apostados en lugares estratégicos, arrojó el dramático saldo de dos adolescentes muertos. No hicimos esperar nuestro repudio: “¡Que la sangre derramada de nuestros hermanos hondureños, no sea negociada! Las mujeres de la agrupación Pan y Rosas llamamos a la más amplia movilización contra el golpe en Honduras. ¡Sólo nuestras propias fuerzas, las de las mujeres en lucha, el pueblo trabajador de Honduras y de toda América Latina puede derrocar a los golpistas! ¡Huelga general hasta que caigan!” Jessica, desde Tegucigalpa, enviaba un correo electrónico: “Casi siempre sé que escribir. Soy escritora, a eso me dedico, a juntar las palabras para que puedan entenderse, leerse, compartirse. Hoy sin embargo, las palabras se encuentran en algún lugar lejano entre mi cerebro y mi pecho. No quiero ni hablar. Estoy triste.”
Feministas hondureñas en resistencia hacen oír su voz

Después de la represión en el aeropuerto, el movimiento de resistencia organizó una reunión para debatir las próximas medidas. “Nosotras, las feministas, por nuestra parte, también nos reunimos para plantear algunas estrategias sobre los pasos a seguir en los próximos días. Una de las cosas es pedir la solidaridad internacional, en cuanto a que estén pendientes o estén anuentes a fortalecer el bloqueo de lo que son las cámaras de comercio de la ayuda internacional. Porque al haber ese flujo de ayuda, todavía están muy fortalecidos, porque parte de este sector oligárquico lo forman las empresas privadas. Lo otro es denunciar a las iglesias, tanto a la católica como a la evangélica. Nuestro arzobispo dijo ayer literalmente, en un comunicado en cadena nacional, que si el presidente regresaba aquí iba a haber un baño de sangre, justificado por la Iglesia.” Jessica también quiso denunciar al Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Ramón Custodio que, según dijo: “en los años ‘80 jugó un papel muy importante desde una organización no gubernamental de derechos humanos y que ahora está del lado del Estado, donde él justifica la represión que ha habido y justifica y legitima el golpe de Estado.”
Finalmente, denuncia que la represión es encarnizada contra los jóvenes “o si saben quiénes son, como por ejemplo, en El Progreso, donde hubo un ataque a una compañera que es esposa de un líder popular que está fuera del país, y el ejército se fue directo a ella, hasta que la fracturaron.”
Las feministas en resistencia, desde Honduras, publican un boletín contra el golpe que ya lleva cuatro números en menos de diez días. En el número cuatro compartieron con sus lectoras y lectores las consignas que entonan durante las movilizaciones, entre las que hay una que dice: “La gente se pregunta ‘¿y ésas quiénes son?’... ¡Somos feministas en revolución!” Junto con ellas, miles de mujeres y feministas latinoamericanas sumamos nuestra voz para decir “¡Abajo los golpistas!”
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