El 13, 14 y 15 de octubre, más de 400 compañeras del PTS, Pan y Rosas e independientes de distintos puntos del país participamos del XXII Encuentro Nacional de Mujeres, siendo la principal delegación de la izquierda, compuesta por las trabajadoras de la Comisión Interna del Laboratorio Fresenius, de la fábrica Pepsico, del INDEC, docentes, telefónicas, enfermeras de distintos hospitales, estatales, jóvenes precarizadas de los call centres y un sector muy numeroso de estudiantes de varias universidades del país como la Universidad de Comahue, de Tucumán, la UnCuyo, la Universidad Nacional de Rosario, la Universidad de La Plata, de Bahía Blanca y la Universidad de Córdoba, terciarios, estudiantes del IUNA y de Sociales, Psicología, Filosofía y Letras, Económicas de la UBA.
CON UN acto de apertura en la Plaza España, rebautizadapor las mujeres como Plaza Comechingones –en homenaje a los pueblos originarios y repudiando la conquista a sangre y fuego de América-, se inició el XXIIº Encuentro Nacional de Mujeres en la ciudad de Córdoba. _ Una ciudad que apareció empapelada por la Iglesia con su ya habitual propaganda: “Que no te engañen. Desde la concepción ya es bebé”.
Desde el palco, la Comisión Organizadora leyó un documento en el que se denunció la muerte de mujeres por aborto clandestino, la desigualdad y la precarización laboral, la inflación y los índices truchos del INDEC, así como la violencia contra las mujeres, la explotación sexual y el secuestro en redes de prostitución. El documento también reclamó el retiro de la gendarmería de Santa Cruz, rechazó al ex ministro de gobierno de esa provincia Daniel Varizat por haber atropellado a docentes durante una protesta y, finalmente, se pronunció por la aparición con vida de Julio López y reclamó que los genocidas como el capellán Von Wernich tengan su condena, todas demandas que provocaron el aplauso de las presentes.
Por otra parte, el documento plantea: “Bienvenidas las mujeres no creyentes y las creyentes...Pero denunciamos los intentos de la jerarquía católica por copar y obstaculizar los ENM.” Era una obvia referencia a las delegaciones especialmente instruidas por la Curia para atacar a las mujeres que luchamos por el derecho al aborto, a lo que las compañeras de Pan y Rosas y el PTS respondimos “¡Qué momento! ¡Qué momento! ¡La Iglesia genocida, fuera ya de los Encuentros!” y también “Atención, atención, no es sólo Von Wernich es toda la institución”. Finalmente, junto con otros grupos de izquierda, hicimos oir fuertemente nuestro reclamo: “no se escucha, no se escucha, griten todas, asamblea y plan de lucha”.
Las categóricas declaraciones de la candidata oficial, Cristina Kirchner, contra el derecho al aborto, en consonancia con las presiones del Vaticano, viene permitiendo una embestida reaccionaria contra el avance de nuestro legítimo reclamo. Sin embargo, las aspiraciones de millones de mujeres por el derecho al aborto se mantienen vivas. Nuestra apuesta es que surja y se fortalezca un gran movimiento de mujeres libre de todo oscurantismo de la reaccionaria iglesia e independiente de la política del gobierno.
Las sombras del kirchnerismo
A diferencia de Encuentros anteriores, las organizaciones kirchneristas y afines al gobierno más activas, esta vez no dieron batalla. La Red Solidaria de Mujeres, Barrios de Pie, Movimiento Evita, las “generalas” y Libres del Sur brillaron por su ausencia, no sólo en los talleres donde se debatió durante la tarde del sábado y todo el domingo, sino también en la marcha en la que recorrió las calles de la ciudad de Córdoba.
Ocupadas, seguramente, con la campaña de “Cristina presidenta”, también hay que considerar que las que fueron dirigentes piqueteras, hoy reconvertidas en funcionarias, prefirieran no enfrentar los reclamos por el derecho al aborto de las mujeres de todo el país, como por los bajos salarios, contra la inflación, contra el trabajo precario. Las que apoyan a Cristina, eligieron hacer mutis por el foro... ¿cómo hubieran explicado que mientras preanuncian el “siglo de las mujeres”, bajo este gobierno sigan muriendo más de 400 mujeres por abortos clandestinos? ¿cómo hubieran explicado que en el “gobierno de los derechos humanos”, Julio López está desaparecido desde hace un año y el 95% de los genocidas sigue impune? ¿cómo hubieran explicado que el “gobierno nacional y popular” se alineó con el imperialismo contra el pueblo de Irán y mandó tropas a Haití?
A pesar de ello, el documento de apertura del Encuentro no habla de la responsabilidad que le cabe al gobierno de Kirchner ni que Cristina Fernández, que se prepara para seguir gobernando en función de los intereses de los empresarios contra los y las trabajadoras y los sectores populares, mantiene un pacto con la Iglesia para no legalizar el aborto en Argentina. La CTA apenas hizo esporádicas apariciones en algunos talleres, defendiendo al burócrata Hugo Yasky frente a las delegaciones de maestras que lo hacían responsable de no haber llamado a un paro nacional para fortalecer la lucha de las docentes de Santa Cruz, Salta, y particularmente de Neuquén donde fue asesinado Carlos Fuentealba.
¿Consenso con la Iglesia?
Desde el inicio, planteamos nuestra exigencia de que la Iglesia genocida no participe de los Encuentros de Mujeres. ¿Cómo puede ser que esta institución reaccionaria que, como ha quedado demostrado, una vez más, en el reciente juicio contra Von Wernich y que ha sido un pilar fundamental del terrorismo de Estado siga entrometiéndose en los Encuentros de Mujeres para impedir el debate sobre nuestros derechos?
Con precisas instrucciones de los obispos, las fundamentalistas obstaculizan el debate entre las mujeres que -con distintas creencias y posturas- queremos plantear un problema que hace al destino de más de medio millón de mujeres que se realizan abortos clandestinos por año, con una secuela de 400 mujeres muertas, particularmente trabajadoras, jóvenes y pobres. El derecho al aborto legal, seguro y gratuito es un problema que excede las creencias personales o religiosas individuales y es ya un problema de salud pública elemental. Nuestro planteo de ‘echar a la Iglesia Católica de los Encuentros’ está siempre dirigido contra quienes vienen maniatadas por esta institución. Grupos de mujeres, directamente organizadas por los obispos, con precisas indicaciones y folletos instructivos, son enviadas a los encuentros para boicotearlos, haciendo todo tipo de falsas acusaciones a quienes defendemos el derecho al aborto legal, seguro y organizados desde la curia de la Iglesia fueron a las puertas de las escuelas donde sesionamos con actitudes claramente provocativas. Esto nada tiene que ver con cuestionar a las mujeres por su creencias religiosas, ya sean católicas o de cualquier otro culto, como malintencionadamente publicaron algunos medios periodísticos. Por el contrario, desde Pan y Rosas y el PTS, hemos impulsado la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, encabezada, entre otras organizaciones por la agrupación de mujeres “Católicas por el Derecho a Decidir”. Las creencias personales de las mujeres que participan del Encuentro no son un obstáculo para el debate. El obstáculo es la intromisión de la Iglesia, con sus grupos de choque, que pretende imponer su dogma con la única fuerza del patoterismo. El PCR, por su parte, acusa a Pan y Rosas y al PTS de “intentar fracturar otra vez este instrumento (el consenso) que nos ha hecho avanzar tanto”1. Pero la polémica está saldada: este “consenso” es el que impide que la voluntad de lucha de decenas de miles de mujeres de todo el país se exprese en las calles, avance y se profundice. Es un método funcional para hacer un evento una vez al año mientras nuestros padecimientos son cotidianos. La necesidad de avanzar en la despenalización del aborto es una idea que recorre siempre los Encuentros y sin embargo, la imposición de una metodología que consiste en consensuar con una institución que es enemiga acérrima de los derechos de las mujeres, nos lleva siempre al punto cero. Entre quienes queremos luchar por el derecho al aborto, es posible debatir y luego resolver de manera consensuada algunos pasos en la lucha. Entre quienes queremos luchar y una institución que es garante de la sumisión y opresión de las mujeres ¿cómo puede pensarse algún consenso? En este sentido, creemos que las compañeras que año a año participamos de los encuentros de mujeres nos debemos una reflexión honesta y tenemos que ser categóricas. Por eso, y a diferencia del documento de apertura del Encuentro que sostiene que “todas cabemos, debatimos, consensuamos”, afirmamos que no hay posibilidad de consenso con una institución partícipe de la dictadura militar que defiende a curas torturadores como Von Wernich. Por eso, las compañeras de Pan y Rosas y el PTS participamos en este encuentro exigiendo: ¡Fuera la Iglesia reaccionaria de los EncuentrosNacionales de Mujeres! ¡Por un plan de lucha nacional de todas las mujeres que estamos por el derecho al aborto legal!
1. http://www.pcr.org.ar/
(*) en co-autoría con María Chaves
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