Le pregunté al hijo de una compañera porqué, si sus
padres eran ateos, él creía en dios. Y me contestó: “porque ustedes, los que no
creen, son pocos ¡pero hay millones de
personas en el mundo que creen en dios!” Es verdad: son millones los que creen
en dios, en la vida después de la muerte, en el paraíso y otras. Y son ideas que no compartimos los marxistas. ¿Por
qué? ¿Y qué actitud debemos tener frente a este sentimiento de las mayorías?
Estos son temas que vamos a desarrollar en LVO, invitándolos al debate.
La ciencia ha demostrado que las especies que
habitan el planeta, incluyendo a los seres humanos, han evolucionado a lo largo
de millones de años a partir de la materia inorgánica.
Estos descubrimientos científicos, que no son un
invento de los marxistas, dejan atrás las ideas de que dios creó al mundo en
seis días y que en el séptimo descansó o que la mujer fue creada con una
costilla de Adán y cosas parecidas. Para el marxismo, el universo es materia en
movimiento y las ideas están determinadas por este movimiento de la materia.
Dicho en palabras de Marx: “todas las relaciones sociales y políticas, todas
las concepciones teóricas que aparecen en la historia, sólo se explican por las
condiciones de existencia materiales de la época en cuestión. No es la
conciencia de los hombres la que determina su ser, sino que, por el contrario,
sus condiciones de existencia social determinan su conciencia.” Es por eso que,
para los marxistas, también las religiones son producto de determinadas
condiciones sociales de existencia. Podríamos decir que no creemos que dios ha
creado al hombre a su imagen y semejanza, sino que fueron los hombres los que,
más bien, crearon a dios a imagen y semejanza de sus propias relaciones
sociales.
Es que la humanidad enfrentada, en sus primeros
tiempos, con las enormes fuerzas aterradoras de la naturaleza que desconocía y
no podía dominar, fue formándose una explicación que apaciguara este “temor a
lo desconocido”. Así surgieron las divinidades ligadas a las lluvias, los
truenos, las cosechas... y estos mitos fueron evolucionando, históricamente, hasta
convertirse en las religiones actuales.
Lenin dice que las religiones, en la actualidad, cumplen
un papel parecido. En vez de enfrentarse a las oscuras fuerzas de la
naturaleza, los proletarios de hoy se enfrentan a
las oscuras fuerzas irracionales del capitalismo.
Dice Lenin: “La raíz más profunda de la religión en
nuestros tiempos es la opresión social de las masas trabajadoras, su aparente impotencia
total frente a las fuerzas ciegas del capitalismo, que cada día, cada hora
causa a los trabajadores sufrimientos y martirios mil veces más horrorosos y
salvajes que cualquier acontecimiento extraordinario, como las guerras, los
terremotos, etc. El miedo creó a los dioses. El miedo a la fuerza ciega del
capital –ciega porque no puede ser prevista por las masas del pueblo-, que a
cada paso amenaza con aportar y aporta al proletario o al pequeño propietario
la perdición, la ruina ‘inesperada’, ‘repentina’, ‘casual’, convirtiéndolo en
mendigo, en indigente, arrojándole a la prostitución, acarreándole la muerte
por hambre: he ahí la raíz de la religión contemporánea” Por eso, los
revolucionarios sostenemos que ningún libro enseñará a las masas a renegar de
la religión, si ellas mismas no aprenden a luchar unidas y organizadas, concientemente,
contra la raíz de la religión; es decir, contra el dominio capitalista, contra este
sistema de explotación de una clase por
otra.
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